Durante meses, mientras todo estaba parado, los temporeros han salido al campo a cosechar sus frutos. La mayoría son migrantes y soportan condiciones durísimas. Desde los asentamientos chabolistas de Huelva hasta la ciudad de Lleida, donde los braceros duermen en la calle, EL PAÍS ofrece un viaje a través de los lugares clave donde trabajan los jornaleros de la pandemia. Llegir
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